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Crónica de la no-observación del eclipse solar

No pudo ser. Nubes de un gris plomizo cubrían todo el cielo y no dejaban ni un resquicio justo el día en que se producía un eclipse de sol visible en toda España. Los monitores de AstroAfición habíamos estado observando la predicción meteorológica desde varios días antes y ésta empeoraba por momentos, pero incluso la noche anterior al eclipse todavía teníamos una previsión de nubes y claros que permitirían observar el fenómeno no sin dificultad.

Desgraciadamente, mientras dormíamos, el frente nuboso avanzaba en dirección este y barría el centro de la península a mayor velocidad de la esperada. Conclusión, amaneció totalmente cubierto de nubes. No obstante los astroaficionados somos una raza dura que no se deja amilanar por nada, así que cargamos todo el material en los coches y salimos con la madrugada hacia el colegio de Ciempozuelos donde teníamos programada la actividad de observación del eclipse con nuestros telescopios solares. Por el camino no dejábamos de mirar el cielo, en busca de algún claro. «¡Bueno, a lo mejor se despeja luego!» o «¡Mira, ahí parece que aclara!» eran las frases de ánimo que nos íbamos dando, pero la cosa pintaba mal, muy mal. No podía ser verdad, nubes para ver las Gemínidas, nubes para el eclipse de Luna y ahora nubes para el eclipse de sol… que desastre.

Llegamos puntuales a Ciempozuelos y nos tomamos un Colacao calentito mientras esperábamos a Roberto que no tardó en aparecer con la misma cara de infortunio que teníamos el resto. Aun así decidimos seguir adelante y montar el equipo con la esperanza de que despejara algo. Para más inri nos habían avisado el día antes algunos medios de comunicación de que pasarían a cubrir la noticia ¡Pero el principal protagonista, el Sol, no aparecía!

Montamos el equipo y poco a poco empezaron a llegar algunos asistentes a la observación entre los que se repartieron gafas para observar el eclipse con seguridad. Los niños, como siempre, los más ilusionados e inquietos nos contagiaron con su optimismo. Con el equipo ya montado empezamos a dar las correspondientes charlas sobre seguridad y precauciones al observar el Sol para después continuar explicando qué es un eclipse, como se produce y algunos datos de interés. Mientras hablábamos llegaba la hora del orto solar, se apreciaba la claridad del cielo pero una densa capa de nubes bajas impedían observar el amanecer. El Sol tenía que estar ahora mismo apareciendo por el horizonte, parcialmente eclipsado por la Luna y nosotros no podíamos ver nada. Encima de esa capa de algodón, inalcanzable para nosotros, sucedía un gran espectáculo.

Hice unas llamadas a algunos colegas de afición que estaban en diferentes puntos del centro de la península y todos estábamos igual ¡Que desastre! Al final nos quedamos aguantando el tipo esperando una recompensa de última hora, pero las nubes no dieron una sola tregua.

Los medios de comunicación que pasaron por allí ( Onda Madrid y Telemadrid ) nos entrevistaron en directo para la radio y grabaron un reportaje para el telediario de la tarde, al menos nos fuimos con nuestros dos minutos y medio de fama. Esperemos que la próxima vez, en 2013, Lorenzo se deje ver.

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