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Noche de equinoccio, la Luna y el cometa.

Ayer un reducidísimo grupo de aficionados salimos a intentar aprovechar una tregua meteorológica con cielos despejados por unas pocas horas. Una vez más intentaríamos ver y fotografiar el cometa Panstarrs, esta vez con telescopio. Sabíamos que sería una de las pocas oportunidades que tendríamos ya que la previsión para los próximos días es de tiempo muy variable.

Como la Luna estaba en fase de cuarto creciente, alta en el cielo, no merecía la pena salir muy lejos de la ciudad para evitar la contaminación lumínica así que fuimos a Torrejón de la Calzada, a unos pocos kilómetros de Madrid. Llegar al punto de observación fue entretenido ya que el camino de tierra estaba en muy malas condiciones por las constantes lluvias de los últimos días pero con un poco de cuidado conseguimos llegar al lugar de plantada de telescopios sin problemas.

Montamos los telescopios y esperamos a que apareciese la polar para hacer una puesta en estación somera ya que contaríamos con muy poco tiempo para poder fotografiar el cometa, antes de que este desapareciera bajo el horizonte tras el Sol. Llevaba las coordenadas apuntadas desde casa por lo que localizarlo no me llevó mucho tiempo. En cuanto el cometa apareció en el ocular no pude evitar gritar de emoción y llamé a los compañeros para que se asomaran a verlo. El núcleo del cometa era muy brillante, como si reflejara los rayos del Sol. Una coma muy notable rodeaba al núcleo y tras ésta una cola que parecía un manto de seda semitransparente como si de un velo se tratase. Una imagen que se quedará grabada para siempre en mi retina.

No pude entretenerme mucho más y en seguida monté la cámara y comencé a hacer fotos. Mientras tanto seguí observando el cometa con los prismáticos y por el telescopio de otro compañero. Con prismáticos se veía mucho más pequeño, obviamente, pero claramente definido. Lo que me sorprendió fue llegar a ver, o mejor dicho, intuir, el cometa a simple vista, como un pequeño borroncillo blanquecino.

Al rato, el cometa se ocultó bajo el horizonte y nos quedamos bajo la Luna, durante la noche de equinoccio en el que luz y oscuridad llegan a un punto de equilibrio. A partir de mañana los días comenzarán a ser más largos que las noches, menos tiempo para disfrutar de estrellas, nebulosas, cúmulos y galaxias pero también temperaturas más agradables y noches despejadas bajo la Vía Láctea.

No pude evitar sacar unas fotografías a esa Luna tan hermosa que brillaba cerca de Orión. Después quité la cámara y puse el ocular en el telescopio. Me pasé un buen rato disfrutando de los cráteres, valles y mares de la Luna. Hacía mucho tiempo que no la observaba con tanto detenimiento, que no la disfrutaba tanto. Rupes Recta parecía totalmente fuera de lugar, una linea negra como si alguien la hubiera plantado allí. Los Montes Apeninnus espectaculares…

Júpiter también fue otro de nuestros objetivos de la noche, así como M42, pero la presencia de la Luna complicaba bastante la observación de cielo profundo, por lo que terminamos por recoger pronto los telescopios e irnos a casa a disfrutar de las imágenes obtenidas en una buena sesión de observación. A ver que noches nos depara la primavera.

 

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