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Observación en Serranillos. 15 de mayo de 2010.

Este pasado sábado por fin pudimos volver a disfrutar de una sesión de observación con telescopios. Desde hacía ya varios meses teníamos los telescopios guardados en casa a la espera de que el tiempo mejorase y desaparecieran las nubes.
El lugar elegido para la observación era Serranillos del Valle, a escasos 30 kilómetros del centro de Madrid y punto habitual de observación de la Agrupación Astronómica Madrid Sur. El lugar no destaca por un cielo de gran calidad por su proximidad a la ciudad pero tiene un horizonte sur – sureste aceptable para la práctica de nuestra afición y no se puede pedir más teniendo en cuenta que está a prácticamente media hora de casa.

Llegamos al lugar de observación a las 20:30 ( el ocaso era a las 21:24) y encontramos ya a un compañero de la agrupación con el telescopio montado. Descargamos el material del coche y nos pusimos a montar todo. En esta jornada estrenaba telescopio y sabía que me iba a llevar algo más de tiempo ponerme a observar. Extendí la lona de plástico en el suelo y monté el trípode. Saqué las bolsas, maletines, la batería, la mesita, las sillas, las mochilas… ¡caramba que cantidad de cosas nos llevamos a las observaciones! Coloqué la montura encima del trípode, las pesas, el tubo, el buscador y un ocular. A continuación equilibré la montura y me dispuse a orientar correctamente el buscador con la ayuda de una encina y posteriormente afiné con la ayuda de Venus que ya era claramente visible en el cielo.
El resto de la gente llegó y también empezaron a montar sus equipos. Algunos, como yo, también estaban de estreno. Había por allí un Orión de 8” que tenía muy buena pinta. Aproveché para pedir ayuda en el equilibrado del equipo, con el que tengo poca experiencia todavía y Javier se ofreció amablemente a ayudarme.

Con el equipo ya montado nos pusimos a cenar mientras disfrutábamos de la puesta de Sol y dejaba la cámara tomando algunas fotografías de forma automática. Poco a poco iban apareciendo algunas estrellas e incluso eran reconocibles las primeras constelaciones, como por ejemplo la Osa Mayor.

Cuando terminamos de cenar y ya con bastantes estrellas visibles en el firmamento me dispuse a poner en funcionamiento el telescopio. Era la primera vez que hacía la puesta en estación con el Nextar. Después de asegurarme de que la montura estaba correctamente equilibrada y apuntando al norte dejé las marcas de posición “home” de la montura bien centradas y encendí el equipo. Introduje la fecha y la hora y el sistema me propuso la primera estrella para alinear…Sirio -“¿Sirio? ¿Cómo que Sirio? ¡Si está por debajo del horizonte!”- Algo no cuadraba, pero decidí ignorar y buscar otra estrella, Regulus. -“Ok, esto está mejor, vamos allá”- Presiono el botón pero el telescopio se dirige en sentido contrario al que debiera. –“Upsss, algo no va bien”- Decido pedir ayuda a un experto… -“¡¡¡¡Javieeeeeer!!!”- Mintaka viene pacientemente a ver donde he metido la pata pero tras varios intentos desiste, está tan perdido como yo. Me recomienda que revise toda la configuración desde el principio porque he debido hacer algo mal. Así que me pongo a revisar y ¡Eureka! Cuando probé la primera vez la montura en casa para ver si funcionaba metí los datos de latitud en la longitud y viceversa… ¡Menudo pardillo! Bueno, corrijo los datos y vuelvo a probar el alineado del telescopio que esta vez funciona sin ningún problema. Ya tengo el telescopio funcionando. Uffffff, que sudores.

Ya es noche cerrada y las estrellas brillan en el cielo. No hay ni una sola nube. El horizonte norte brilla enormemente con la contaminación lumínica de Madrid y cualquier objeto proyecta sombra desde esa dirección ¡Que barbaridad y que crimen! Aún se escuchan algunas aves cantar de vez en cuando y unos ruidos un poco más intranquilizadores que no sabemos si corresponden a perros asilvestrados, menos mal que nos hacemos compañía :-S La temperatura es de 8º y la humedad del 65%. Hace fresco pero estamos bien abrigados.

El primer objetivo es Saturno. Pongo el ocular William Optics de 12mm y le doy al GOTO que clava la posición del gigante gaseoso que en esta época del año presenta sus anillos “de canto”. La imagen es espectacular, muy nítida, con buen brillo y diferenciación de tonalidades. No puedo evitar acordarme de la imagen desenfocada y turbia de mi viejo 114/900. Menudo cambio. El Celestron C6 parece que rinde bien en planetaria. En cuanto salgo de mi momento de abstracción dejo que Diana mire por el ocular. Se queda tan maravillada como yo. Se pueden apreciar también algunos de los satélites de Saturno, entre ellos el gigantesco Titán. Dejo a Diana observando y me paso por otros equipos para comparar la imagen y ver el material de mis compañeros. Tengo la oportunidad de mirar por el Orión de 8” (el otro equipo en discordia cuando estuve pensando en comprarme el nuevo telescopio). La imagen de Saturno era igualmente espectacular, se notaba un poco el aumento de abertura y de focal pero el tamaño del tubo sigue imponiéndome y me fui convencido de haber hecho la compra acertada con mi 6”. También observé por el SC de Javier, que le había colocado un tubo adicional contrapesado de forma muy ingeniosa. La imagen a través del SC era muy nítida y contrastada pero el ocular Vixen que tenía puesto tenía mucho que decir al respecto. No se que cara le debí poner porque al rato me dejó el ocular (y otros dos más) para que los probara en mi equipo. ¿He dicho ya que la gente de la agrupación es muy maja? 🙂
Después de observar Saturno pasamos a apuntar a Marte, pero ya no era más que un punto rojizo en el que no apreciaba ningún detalle. Hace tres meses hubiera sido el momento ideal para observarlo. Era hora de pasar a objetos de cielo profundo.

El primero de ellos M44 o “Cúmulo del Pesebre”, en la constelación de Cáncer. Con su tamaño aparente de 95 min/arc no entraba completamente en el ocular pero aún así la imagen era espectacular. Las estrellas de color azulado parecían querer saltar desde el ocular hacia mi ojo. Aprovechamos también para mirar por el resto de telescopios y comparar imágenes y compartir comentarios.
Empezaba a hacer algo más de frio y se notaba bastante humedad. Fui a consultar el termómetro y marcaba 6º y 78% de humedad. Comprobé que la cámara de fotos, que seguía sacando tomas por doquier usando el intervalómetro estuviera bien. La humedad empezaba a preocuparme y avisé al resto de la gente para que estuviera alerta ante signos de rocío en los equipos.
Después de M44 apuntamos a M13, el “Cúmulo de Hércules”. Ya había observado anteriormente este cúmulo con el ETX70 pero el cambio con el nuevo telescopio es abismal. A pesar de estar situado hacia el horizonte contaminado de Madrid se apreciaba claramente la estructura estelar globular. Realmente el estreno del telescopio estaba siendo un éxito.
Mientras miraba por otros telescopios volví a pasarme por mi telescopio y aprecié que la humedad había subido considerablemente y empezaba a notarse en el exterior del tubo. Miré la cámara y comprobé que el ocular ya se había llenado de rocío ( es la segunda vez que me pasa, es que no aprendo ). Dejé la cámara apuntando hacia el suelo para ver si se quitaba la condensación y comprobé el termómetro: 5,4º y 88% de humedad. Era hora de recoger. Avisé al resto de la gente y al comprobar que algún ocular ya se había empañado también empezaron a recoger. A eso de las 01:15 ya habíamos recogido todos los equipos. Charlamos un rato más, algunos se tomaron un ColaCao y nos despedimos hasta la próxima, esperemos que dentro de muy poco.

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