Arropado por el aroma de los jazmines que me envolvían en su fragancia con la más leve brisa, mientras elevaba mi mirada hacia las estrellas, no podía dejar de pensar en la experiencia vivida la noche anterior en Sky Andaluz.
He de reconocer que desde que Stéphane me escribió días atrás invitándome a conocer su complejo de astroturismo me sentí como un niño pequeño esperando la Noche de Reyes. No todos los días tienes la oportunidad de observar por un telescopio de 28″ como el que hay en Sky Andaluz. No solo por su tamaño, ya de por sí atractivo, sino por la calidad del mismo. La estructura creada por Frédéric Géa y el espejo John Lookwood convierten este telescopio en una espada samurái celeste que combina belleza y calidad en perfecta armonía.
La observación con el telescopio de 28″ en Sky Andaluz
Llegamos a Sky Andaluz al comenzar la noche. Nuestro alojamiento estaba a solo 10 minutos y habíamos aprovechado para descansar un poco tras nuestro viaje desde Madrid. Stéphane y Flavia nos recibieron y nos enseñaron las instalaciones mientras nos hablaban de este sueño hecho realidad. El complejo cuenta con una zona de recepción de visitantes en un edificio climatizado, una cúpula de 6 metros y capacidad para 15 personas donde se proyectan películas full-dome, una tienda glamping y los telescopios de 22 y 28 pulgadas.
En el planetario vimos dos proyecciones de unos 20 minutos de duración cada una, muy didácticas y asequibles para todo el público. La primera más enfocada en la astronomía y conceptos generales sobre las galaxias, supernovas, el Sistema Solar, etc… y la segunda más orientada a los telescopios y la observación astronómica.
La estructura creada por Frédéric Géa y el espejo John Lookwood convierten este telescopio en una espada samurái celeste que combina belleza y calidad en perfecta armonía.
Tras la proyección salimos fuera y comenzamos la observación con el telescopio de 28″. El cielo estaba totalmente despejado y había una temperatura agradable. No había ninguna luz directa en el exterior aunque la contaminación lumínica de Granada era patente hacia el este y la de Málaga algo menor en el sur. La presencia de una serranía en esa dirección nos protegía de la contaminación lumínica de la mayoría de los pueblos costeros. Aún así contábamos con una oscuridad de cielo de entre 21.05 y 21.20 mag/arc» que es un cielo de suficiente calidad y muy similar al que solemos encontrar en nuestras salidas de observación a más de 1 hora en coche desde Madrid.
Escorpio se elevaba majestuoso sobre el horizonte sur y Antares brillaba con fuerza. Me sigue extrañando mucho lo que cambia el cielo en cuanto viajas un poco hacia el sur y empiezas a ver algunas constelaciones más «altas» de lo que estas acostumbrado. Enseguida recordé la excursión a Calar Alto hace unos años y la observación de Omega Centauri, algo que desde Madrid resulta prácticamente imposible.
Stéphane terminó de preparar el telescopio y acercó la escalera al telescopio para que observáramos el primer objeto de la noche, M51 o Galaxia del Remolino. La escalera es alta pero tiene la altura justa para que no te sientas «incómodo» demasiado elevado en una estructura móvil en medio de la oscuridad. De hecho esta altura fue la que limitó el tamaño del espejo a 28″ ya que un espejo mayor hubiera supuesto alargar el tubo para mantener una relación focal «manejable». Con un ocular de 12mm (310 aumentos por el factor de multiplicación 1.15 del corrector de coma Paracorr) me sorprendió gratamente la visión de esta galaxia espiral de la que se apreciaban sin ningún problema los brazos sin necesidad de hacer uso de visión lateral. De hecho se apreciaba incluso el puente de Arp que la une a NGC 5195. La estabilidad atmosférica permitía meter aumentos y Stéphane puso un 7mm (409 aumentos) sin que la imagen se desmereciera un ápice.
Tened en cuenta que tenemos muy fresco el recuerdo de la observación con el telescopio de 1,23m de Calar Alto, por lo que el listón estaba puesto muy alto. Os puedo asegurar que el 28″ de Sky Andaluz pasó la prueba con nota. La corrección del campo de imagen, el realce cromático en las estrellas y el contraste y nitidez de la imagen eran soberbios. Este tipo de imágenes son las que diferencian un telescopio técnicamente perfecto de un equipo comercial fabricado en serie al que siempre le encuentras alguna pequeña pega.
Tras M51 pasamos a observar el exótico grupo de galaxias Hickson 68 el cual se podía observar una vez más sin necesidad de visión indirecta. Un recorrido por el área te mostraba varias galaxias en posiciones y formas diferentes y dos estrellas que destacaban por su colorido, una anaranjada y la otra azulada. No recuerdo haber observado nunca este grupo de galaxias y me pareció sorprendente.
También pudimos observar M104 de la que destacaba perfectamente su banda oscura central y aunque la primavera da para observar muchas galaxias quisimos variar un poco y observar alguna nebulosa planetaria. M57, la Nebulosa del Anillo es un clásico y ofrecía un punto de referencia para hacernos una idea de las diferencias con otros telescopios. La imagen supernítida y aumentada de la nebulosa planetaria sencillamente quitaba el hipo.
Pero si hay una imagen que se me quedará grabada en la retina de esta noche fue la de la Nebulosa Ojo de Gato o NGC 6543. Jamás imaginé que pudiera ver esta nebulosa planetaria con esa nitidez y fuerza. Un anillo de un azul eléctrico rodeaba una enana blanca que era perfectamente visible sin esforzarse ¡Estaba observando ese cadáver estelar como si estuviera al alcance de la mano! Ese colorido no lo ví jamás a través de un telescopio con mis propios ojos, tuve siempre que recurrir a astrofotografías para verlo tan perfecto pero aquí se mostraba casi con soberbia. El espectáculo era tan hipnotizante que en un principio no presté atención al borde rosáceo alrededor del objeto y luego unas brumas grisáceas un poco más allá ¡Estaba viendo las capas más exteriores de la nebulosa! Me hubiera quedado allí sentado en la escalera durante horas observando el espectáculo, maravillado. Me quedé literalmente sobrecogido y emocionado.
Tras este bofetón en la cara la observación de M3 y M13 podríamos considerarla anecdótica si no fuera porque, una vez más, el telescopio se empecinaba en darnos una gama cromática excelente sobre todo en el Cúmulo de Hércules, ofreciendo una imagen muy similar a la que recuerdo con el telescopio de 1,23m de Calar Alto, es decir, una imagen visual casi-fotográfica. En M13 se apreciaba una zona oscura con forma de «Y» en su interior que solo es apreciable con muchos aumentos (creo recordad haberla observado una vez con un telescopio de 20″ en una Star Party) pero aquí era muy sencilla de apreciar, saltaba a la vista.
Para finalizar paramos a observar M81 y M82 y algunos objetos más como la Nebulosa de los Velos, aunque todavía no estamos en la mejor época del año para observarla. También quise darme un «paseo» por la zona de la Nebulosa Norteamérica y el Pelícano aunque estas zonas son más amigables con un campo más grande.
A eso de las 04:00 y tras haber abusado más de la cuenta de la hospitalidad de Stéphane y Flavia dimos por concluida la observación que, tengo que decir, se me pasó volando. Es un gusto charlar con alguien con los conocimientos y experiencia de Stéphane mientras estás observando, siempre aprendes cosas nuevas.
Sin duda la experiencia en Sky Andaluz es muy recomendable y los precios no me parecen caros teniendo en cuenta el tipo de telescopios que tenemos a nuestra disposición. Si nuestros amigos se animan volveremos de nuevo y puede que hasta organicemos alguna Star Party aquí ya que es un lugar muy bueno para observar, con un seeing excelente y te ofrece la comodidad de tener una estancia para entrar en calor si te quedas frío o un aseo, comodidades que no tenemos cuando salimos al campo.
Si te ha gustado esta experiencia no esperes a vivirla, contacta con Stéphane y Flavia y disponte a vivirla en primera persona, no te arrepentirás.