Salimos de casa bajo una lluvia torrencial. Las tormentas primaverales hacían acto de presencia tal y como anunciaban los pronósticos meteorológicos. – «Confiemos en que sean igual de precisos esta noche» – Pensamos mientras mirábamos de reojo el cielo ennegrecido y las cortinas de lluvia. Y es que a pesar de todo la previsión era que los frentes tormentosos barrieran la provincia y desaparecieran a eso de las ocho de la tarde, hora en la que comenzaríamos con el curso planificado de AstroAfición.
A medida que nos acercábamos a Meco la lluvia amainaba y al llegar al punto de encuentro ya se veían algunos claros. A pesar de que llegamos con antelación ya nos estaban esperando algunos alumnos ¡Se notan las ganas! Esperamos al resto y cuando estuvimos todos nos dirigimos al lugar de observación.
La temperatura había descendido, las nubes cubrían el Sol del atardecer pero poco a poco el cielo despejado ganaba terreno. Una brillante Luna lucía muy alta. Montamos los telescopios y comenzamos con el curso, que se extendería hasta las 00:00. A esa hora poco a poco algunos fueron recogiendo, satisfechos con lo aprendido y con ganas de volver a observar de nuevo con sus telescopios. Yo me dispuse a sacar unos cuantos vídeos del protagonista de la noche, Marte. El planeta rojo se encuentra en oposición y nos ofrece una oportunidad muy favorable para observarlo. Monté la DMK21 sobre la barlow y apunté el telescopio hacia Júpiter, para hacer una prueba de enfoque. Suelo utilizar las lunas galileanas como indicador de enfoque. Capturé unos vídeos y a pesar de que el seeing no era ninguna maravilla tampoco era muy malo, así que me dije ¿Por qué no poner el ocular de 5mm y la dmk encima? Pues dicho y hecho, vamos a probar con proyección ocular, a ver si le sacamos toda la chicha al cacharro. El encuadre y el enfoque se volvieron en ese momento mucho más complicados. Júpiter aparecía más grande en la pantalla pero el precio a pagar era alto, peor resolución y más dificultades para tenerlo encuadrado. Después de unos cuantos intentos conseguí capturar unos cuantos vídeos.
«Ahora a por Marte» – pensé. Y la montura se dirigió obediente hacia el otro lado del meridiano en busca de ese punto rojizo tan llamativo. Unos minutos después ya estaba capturando vídeos de este planeta por primera vez desde hace 2 años. Se apreciaba en la pantalla el casquete polar y zonas oscuras de valles.
Cuando me dí por satisfecho miré a Saturno y dije «Muy bien, ya solo faltas tú» – Y repetí el proceso, esta vez con el señor de los anillos. Otra ristra de vídeos a la saca y antes de recoger, ya a las 2 de la madrugada me dije a mí mismo: «Venga, un último vistazo» y quité la cámara del ocular y me puse a observar Saturno, con sus majestuosos anillos, disfrutando como si fuera la primera vez que lo veía. Que gozada, que majestuosos los anillos, incluso en la enorme distancia.
A la mañana siguiente me puse a procesar los vídeos y a seleccionar los mejores. No habían quedado tan bien como me esperaba, creo que el telescopio no estaba totalmente colimado aunque en visual no aprecié ningún problema, o tal vez no supe dar con los ajustes adecuados en el programa de captura. A lo mejor es que le pedí demasiado al telescopio y lo llevé más allá de los aumentos posibles, quizá solo he quedado medianamente satisfecho con Marte pero hace dos años conseguí con la QHY5 un mejor resultado. En cualquier caso no todos los días puedes ver y fotografiar 3 planetas así que sensación agridulce, al fin y al cabo.