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Un tránsito pasado por nubes

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Llevábamos pendientes de la previsión meteorológica desde hacía varios días. Un fenómeno tan infrecuente como un tránsito de Mercurio bien merecía la pena reservar un día de vacaciones. La idea era poder coger el coche y movernos a alguna provincia cercana si la meteo no acompañaba en Madrid pero al final resultó que toda la península acabó bajo el manto de nubes y ya el mismo día 11 amaneció totalmente cubierto.

Nos resignamos a seguir el evento por Internet y ni siquiera preparé el telescopio y la cámara. Día de relax, al final. Pero a eso de las 12:30 empezamos a ver que el cielo empezaba a pintar mejor e incluso se empezaban a proyectar algunas sombras con los tímidos rayos de Sol. ¡Parece que despeja un poco! ¿Que hacemos? Pues venga, a coger todos los bártulos corriendo y a salir escopetados por la puerta.

Nos desplazamos hasta un parque cercano a casa donde estuvimos viendo a principios de año el eclipse lunar. Nos aposentamos en un banco y monté a toda velocidad la Star Adventurer y el PST. Justo a tiempo para empezar a ver el tránsito, las 13:30. Las nubes bajas habían desaparecido pero las altas seguían campando a sus anchas, moviéndose a toda velocidad. Se hacía muy complicado enfocar el Sol y conseguir los valores adecuados de exposición y ganancia. Si subías mucho los parámetros en cuanto pasaban las nubes el Sol se saturaba, si los bajabas en cuanto llegaban las nubes el Sol desaparecía.

A las 13:35 comenzó el tránsito, las nubes nos impidieron ver el primer y segundo contacto. Unos minutos después pudimos ver por primera vez la silueta de Mercurio dentro del disco solar por primera vez ¡Ahí está! ¡Mira, mira! ¡Que pequeñito! ¡Lo hemos conseguido!

Al menos ya no nos iríamos con las manos vacías a casa. Tal y como pasó en 2016 al menos pudimos ver durante unos minutos el tránsito. La temperatura era agradable y estuvimos algo más de una hora intentando capturar varios vídeos y esperando a ver si despejaba un poco más pero todo lo contrario. Al final se nubló más y decidimos ir a comer algo a un restaurante para volver a intentarlo por la tarde.

Después de comer volvimos otra vez al parque y volvimos a montar el equipo. Seguía habiendo muchas nubes altas. Capturamos otra tanda de vídeos pero en cuanto el Sol bajó ya era inútil sacar tomas decentes así que terminamos recogiendo y nos marchamos a casa para empezar a procesar los vídeos.

El tránsito nos dejó con una sensación agridulce. Por un lado tristes por no haber podido observar el fenómeno en su totalidad y sobre todo por habernos perdido el primer y segundo contacto. Por otro lado alegres de haber podido ver al menos en parte un fenómeno que no podremos volver a ver hasta 2032. En definitiva, una aventura más para añadir a la lista. Lo que está claro es que los nervios, la ilusión y la emoción bien valieron la pena.

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