En este artículo explicaré el proceso de limpieza de las lentes y el colimado de los famosos prismáticos Bresser 10×50 que tan de moda se pusieron gracias a la cadena Lidl ya que los sacó a la venta por 20€ (10€ me costaron a mí los que compré en el Lidl Factory). Estos prismáticos son muy ligeros y luminosos, con una pupila de salida de 5mm y su gran campo son ideales para la observación astronómica de iniciación, si bien tienen algunos defectos, como por ejemplo la considerable aberración cromática.
¿Cuando debemos limpiar los prismáticos Bresser?
Normalmente los binoculares se ensuciarán por acumulación de partículas de polvo si observamos en algún sitio cerca de un camino polvoriento o por humedad en las frescas noches otoñales y privamerales (no hablo ya del invierno con la posible formación de hielo). Además, el ocular se ensuciará irremediablemente por partículas de grasa de nuestras propias pestañas (si hemos dejado los binoculares a alguna persona que lleve Rimmel en las pestañas además de ensuciarlos corremos el riesgo de arañarlos ya que se trata de una partícula mineral).
Procederemos a la limpieza de los binoculares cuando la suciedad afecte a la observación y esas partículas nos molesten o desconcentren a la hora de observar, además también procederemos a limpiar las lentes si hay riesgo de formación de hongos (por la salpicadura de alguna gota de agua o por causa de la humedad ambiental). Podemos evitar la formación de hongos si al llegar a casa después de una observación en un ambiente húmedo dejamos los prismáticos destapados en una habitación con ambiente seco.
¿Cómo limpiar los binoculares?
Debemos evitar usar alcoholes y líquidos o paños abrasivos que puedan dañar el recubrimiento antireflejos. Para la limpieza de mis binoculares he seguido el siguiente procedimiento:
- Soplado con una pera de aire a conciencia, manteniendo los binoculares en posición horizontal.
- Soplado y pasada de pincel de pelo de la pera de manera muy suave.
- Limpieza con líquido Optical Wonder de Baader y paño del mismo fabricante, aunque vale cualquier paño de microfibra. Realizando movimientos muy suaves, sin apretar la lente y siempre movimientos desde el centro de la lente hacia el exterior, nunca movimientos circulares hasta el completo secado de la superficie óptica. Si quedan restos de manchas podemos repetir el proceso o utilizar un pincel lenspen de oculares para aquellas zonas resistentes.
Después de la limpieza las lentes han quedado como nuevas.
Colimado
Además, desde hacía tiempo, notaba que me dolía un poco la cabeza después de usar los binoculares y que tenía que forzar mucho la vista, sin llegar a encontrar un punto de enfoque ideal. Esto significa que los binoculares están seguramente descolimados.
El proceso de colimado es muy sencillo. Bajo la protección de goma de los binoculares, hay un tornillo que podemos girar con un destornillador de precisión muy fino. A plena luz del día colimar es una tarea sencilla. Mientras miramos a un edificio o algo rectangular con los prismáticos vamos girando el tornillo con la otra mano hasta que la visión se vuelva nítida y apreciemos sensación de tridimensionalidad.
Si has tenido que retirar la goma para acceder al tornillo deberás utilizar un pegamento tipo Loctite para que luego no se despegue.
En mi caso no fue necesario tocar nada más para ajustar el colimado de los prismáticos si bien parece que hay un segundo tornillo de colimación bajo otra de las gomas. Si fuese necesario habría que ajustar ese tornillo secundario.
Si no conseguimos el colimado correcto debemos proceder a aflojar los dos tornillos, poner los prismáticos en posición vertical, apoyados sobre las lentes para que los primas se pongan en su posición inicial y volver a comenzar el proceso de colimado.
El proceso es muy sencillo, no me ha llevado más de 10 minutos en total y os aseguro que merece mucho la pena.