Nunca el Planetario de Madrid se llenó de tanto color. Bueno, tal vez el día de su reinauguración, en octubre de 2017, con la exposición de astrofotografías de cielo profundo de Rogelio Bernal Andreo que decora una de sus salas. Precisamente la semana pasada pudimos asistir a la charla que el astrofotógrafo murciano, afincado en California, dio por primera vez en Madrid.
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Buenos días Silicon Valley, buenas noches cielo profundo
La vida da muchas vueltas y curiosamente yo no conocía personalmente a Rogelio hasta la semana pasada, pero muy probablemente era una de las personas que le conocía «virtualmente» desde hace más tiempo entre los asistentes del planetario.
Allá por el año 2007, con el boom de los blogs, descubrí el blog de Rogelio «Buenos días Silicon Valley» en el que hablaba sobre tecnología y sus vivencias como emprendedor en la cuna de las empresas .com de los Estados Unidos. También le conocía por su trabajo en la traducción al castellano de la web Astronomy Picture Of the Day (APOD). Después de trabajar en Netscape y Ebay y de emprender en más proyectos tecnológicos parece que Rogelio encontró en la fotografía astronómica una pasión desmedida.
Hoy en día Rogelio Bernal es archiconocido entre los astrónomos aficionados, no solo en España, sino a nivel mundial. No obstante 60 de sus imágenes han sido galardonadas como APOD (es el español con mayor número hasta el momento) y ha ganado prestigiosos certámenes de fotografía astronómica.
Más de una década de astrofotografías
Durante la conferencia Rogelio nos habló de las dificultades que supone hoy en día realizar fotografías de cielo profundo debido al problema de la contaminación lumínica. Debido al despilfarro de luz en las ciudades los astrofotógrafos tienen que hacer largos viajes en coche en busca de buenos cielos.
Rogelio nos contó su visión personal desde sus inicios en la astrofotografía de una forma bastante casual, hace 12 años, cuando iba conduciendo por una zona sin contaminación lumínica y su mujer le pidió que parara el vehículo porque se sorprendió de ver tantas estrellas en el cielo. Se bajaron del coche e hizo su primera fotografía de la Vía Láctea con una pequeña cámara compacta.
Desde entonces Rogelio inició un camino de aprendizaje en el mundo de la fotografía astronómica, mejorando su equipo y perfeccionando la técnica. A base de realizar muchos viajes hasta cielos oscuros, mucho café para permanecer despierto y pasar muchas horas capturando fotografías con su cámara y su telescopio el reconocimiento no tardó en llegar en forma de APOD.
Composición y creatividad
Una de las cosas en las que más hincapié hizo Rogelio a la hora de realizar una fotografía fue en la creatividad. Utilizando el símil con la Torre Eiffel comentó que hay millones de fotografías de este monumento parisino pero después de ver muchas solamente nos acordaremos de aquellas que tengan alguna composición original. En astrofotografía ocurre algo similar. Él no quería hacer un catálogo de imágenes astronómicas, quería conseguir composiciones originales realizando mosaicos bastante grandes que incluyeran varios objetos con los que plasmar los «paisajes» estelares. Así nos habló de algunas de sus imágenes más llamativas, como por ejemplo la de las Pléyades y la Nebulosa California y la Cabeza de la Bruja completa, hasta grandes mosaicos como el de la constelación de Orión o una imagen a alta resolución de la Vía Láctea.
Rogelio intenta llevar hasta el límite la captura de imágenes, integrando muchas horas de exposición para obtener toda la información posible. Gracias a la gran sensibilidad de las cámaras, la captura desde cielos muy oscuros y la integración de tantas horas de astrofotografía puede obtener imágenes de objetos muy sutiles.
A medida que sus trabajos ganaban popularidad empezó a dar también cursos y a dedicarse profesionalmente a la astrofotografía.
Paisajes astronómicos
A raíz del fallecimiento de su padre en 2011, que obviamente le afectó mucho, empezó a hacer un tipo diferente de fotografía astronómica, la captura de paisajes nocturnos. Esta nueva forma de hacer fotografía supuso nuevos retos y nuevos descubrimientos para él. Desde entornos tan espectaculares como Yosemite o Hawai consiguió plasmar hermosas estampas de las noches estrelladas. Fruto de las fotografías en Hawai nació su primer libro «Hawai’i Nights» y abrió una galería en California donde expone y vende sus obras.
La importancia del color
Repasando algunas de sus mejores astrofotografías destacó también la importancia del color. Él hace astrofotografía RGB y únicamente utiliza como filtro de banda estrecha el Hidrógeno-alfa. No utiliza paletas sintéticas de color, es decir, todas sus imágenes son en base al color real de los objetos.
Una vez finalizada la charla y durante el turno de preguntas nos habló de las características técnicas de su equipo y también hablamos sobre los riesgos que se corren al fotografiar desde lugares muy aislados y normalmente de manera solitaria. También salió la problemática de Starlink y sus efectos en la astrofotografía y nos comentó que aunque le gusta mucho la fotografía planetaria no se ha planteado hacerla porque necesitaría un equipo diferente al que utiliza actualmente. También nos comentó que le gustaría fotografiar los cielos del hemisferio sur pero que antes tendría que resolver los problemas logísticos que supone viajar con los telescopios hasta tan lejos.
La verdad es que la charla se nos hizo bastante corta y muy interesante, podríamos habernos quedado una hora más escuchando anécdotas y viendo las increibles imágenes de Rogelio proyectadas sobre la cúpula del planetario. Fue una experiencia muy agradable y esperamos que Rogelio siga sorprendiéndonos con nuevas imágenes tan espectaculares como las que ha obtenido hasta ahora.
Como siempre, enhorabuena y muchas gracias al Planetario de Madrid y a Obra Social La Caixa por traer ponentes tan interesantes a las conferencias.