En agosto de 2008 se produjo una conjunción planetaria poco habitual. Mercurio, Venus, Saturno y Marte se podían ver al atardecer y el Planetario de Madrid organizó una observación astronómica del evento. Mi mujer y yo acudimos he hicimos cola para mirar por los telescopios. Yo por aquel entonces tenía mi viejo telescopio guardado en el trastero desde hacía años pero es cierto que mi interés por la Astronomía siempre había estado allí, desde niño, cuando me quedaba abobado viendo la majestuosa Vía Láctea desde el pueblo, o cuando viajábamos en coche y buscaba esas estrellas con forma tan curiosa de pequeño carro (la Pléyades), o cuando los Reyes Magos me trajeron el Astronova, o cuando mis padres me llevaron al propio Planetario de Madrid el domingo siguiente a su inauguración.
Aquella noche del 2008, observando Saturno por uno de los telescopios que los miembros de la AAM pusieron a disposición de los madrileños, el interruptor que había estado apagado durante los últimos años volvió a encenderse. Aquella imagen lo cambió todo. Al día siguiente busqué los prismáticos y voví a mirar el cielo, el fin de semana siguiente bajé al trastero y monté de nuevo el telescopio, empecé a meterme en blogs y foros de astronomía buscando información intentando conocer a gente del mundillo. En noviembre me apunte a una agrupación astronómica. Mi vida cambió, simplemente al poner el ojo en el ocular de un telescopio. Una Revelación, podemos decir.
Mañana, 26 de junio, el Planetario de Madrid organiza otra observación astronómica para ver la Luna, Venus y Júpiter. Os animo a ir y a que dejéis que la Astronomía os cambie la vida.