Este pasado fin de semana, mientras Madrid trasnochaba un año más en una «Noche en Blanco», decenas de astrónomos aficionados celebrábamos una particular «Noche en negro» junto a nuestros telescopios bajo el espectacular cielo de la provincia de Soria. Se trataba de la celebración de la IV jornada astronómica de Tiermes (AstroTiermes 2010) a la que he podido asistir por primera vez.
Viernes
Llegamos a la casa rural en Noviales a eso de las 21:00 después de salir algo tarde de Madrid por «problemas logísticos». Dejamos las maletas en la habitación y nos fuimos a toda prisa a Tiermes que está a unos 15 kilómetros por una carretera «pintoresca» en cuanto a baches y fauna autóctona ( perdices, venados y jabalíes abundan por estas tierras). Al pasar junto a la Venta de Tiermes vimos gente cenando pero decidimos continuar hasta la explanada de observación esperando encontrar algún tipo de indicación. Coches aparcados en el arcén de la carretera y algún telescopio iluminado por los faros del coche me hicieron comprender que con toda seguridad alguien estaba maldiciendo en arameo así que apagué las luces lo antes que pude. Descargamos el telescopio, en esta ocasión me traje el pequeño ETX, la cámara de fotos y un par de mochilas y montamos junto a algunos compañeros de la AAMS que estaban por allí. Al no ver a Roberto, con quien había quedado por allí le llamé al móvil, pero es lo que tiene el campo, que unas veces no hay cobertura y yo me había dejado las palomas mensajeras y el tam-tam en casa, así que fue imposible comunicarse, no obstante no tardó mucho en aparecer por allí, también deslumbrando con los faros del coche (los Robertos somos animales de costumbres, es lo que tiene). Nos saludamos, charlamos, terminamos de montar los equipos (Rober se había traído el ED80) y algunos cenamos algo, que ya estábamos con un hambre canina.
La noche prometía, salvo algunos retazos de nubes altas se veía un cielo espectacular, con una maravillosa Vía Láctea cruzando el cielo, un Júpiter muy brillante y una Andrómeda que se intuía a simple vista. En cuanto terminamos de cenar nos pusimos a observar por los telescopios y a hacer alguna que otra foto. Pasaron por allí muchos visitantes, algunos de ellos habían leído noticias sobre el evento en Internet y se habían pasado por allí a mirar por los telescopios, el caso es que en un momento había bastante animación en la explanada y gente comentando y haciendo preguntas por todas partes. Como siempre en estos casos, el asombro y la admiración son directamente proporcionales al tamaño del telescopio por el que se observa así que yo con mi pequeño ETX no es que gozara de mucha atención, todo sea dicho. En cualquier caso he de decir que el pequeño telescopio me ofreció unas preciosas imágenes de cúmulos abiertos y zonas de gran concentración estelar, una Andrómeda enorme y retazos de algunas nebulosas que quedaban ya algo amenazadas por la contaminación lumínica de Madrid, apreciable incluso desde la distancia a la que nos encontrábamos y con la Sierra de por medio.
Roberto nos estuvo explicando con la ayuda de un puntero láser la situación de algunas constelaciones y estrellas que para mí todavía no resultan tan familiares, es en estos momentos cuando echo en falta algunas horas más «de cielo» aunque soy paciente y teniendo en cuenta todo lo que he aprendido en el último año creo que no me puedo quejar.
A eso de las 2 de la noche pudimos observar el comienzo del tránsito de una luna en Júpiter. Se trataba de la sombra de Ganímedes que daba un «mordisco» al borde de Júpiter. Pudimos observar el fenómeno desde diferentes telescopios y comparar la definición de unos y otros.
Cansados después de un día de trabajo y una jornada de observación, pero contentos con el cielo que habíamos tenido y por vernos oírnos todos por allí decidimos recoger e irnos a dormir para empezar el día siguiente con las máximas energías posibles. Alguna estrella fugaz pasó para despedirse de nosotros y animarnos a volver la noche siguiente.
Sábado
El sábado por la mañana nos levantamos prontito y llegamos a la Venta de Tiermes a tiempo para observar el Sol a través del telescopio de Jesús Carmona (bueno, era un telescopio pero a mí me parecía un cañón) y del filtro Coronado SolarMax II.
La imagen del Sol a través de este telescopio es sencillamente espectacular. Se apreciaban con todo detalle las protuberancias (incluso alguna que se había desprendido ya del Sol). Observar con ese detalle nuestra estrella le hace a uno plantearse una vez más lo pequeños e insignificantes que somos.
A plena luz del día ya pudimos vernos además de oírnos lo cual siempre viene mejor a la hora de socializar. Las cervecitas, cocacolas o lo que se terciaba en la terracita del bar hicieron el resto 🙂 No obstante tampoco había tiempo para mucho porque a continuación empezó la charla de Arturo Ignacio Aldecoa sobre «Mitos y leyendas de Tiermes» y a continuación se realizó la visita a las ruinas de Tiermes y a los pueblos vecinos. Nosotros decidimos tomarnos las cosas con calma y nos quedamos en la Venta de Tiermes para luego ir a comer prontito y dormir una buena siesta ¡La noche nos pondría a prueba horas más tarde! La vida del astrónomo puede ser muy perra…
Después de degustar un buen entrecot y de dormir una siesta asistir a otra charla tal vez no sea la mejor idea, pero si esa charla es sobre el eclipse de Sol que se pudo observar en la Isla de Pascua este año y además va acompañado de impresionantes fotografías del cielo de Pascua y de Chile la cosa cambia. La charla de Ángel Gomez Roldán nos dejó a muchos con los dientes largos por haber podido vivir la experiencia del eclipse y encima en un lugar tan especial como Pascua ( yo ya tenía de por sí los dientes largos después de ver las fotos de Roberto Bravo y de escuchar sus aventuras, así que imaginaros el tamaño de mis caninos ).
Mientras Ángel daba su charla se lanzaron en otro punto cohetes de agua para los niños ¡Pero yo me los perdí porque no sabía que eran en ese momento! El niño que hay en mí tiene todavía un cabreo monumental…grrfffffffff. Menos mal que llegaron Leonor y Fernando y su taller de física divertida y me olvidé pronto de lo de los cohetes, el espectáculo de estos astronómadas no es para menos llegando en algún momento a poner en peligro la integridad de los asistentes ( y la suya propia ) con el lanzamiento de CD’s. Ni lo accidentado del taller con un vaso de precipitado que no supo aguantar la presión del acontecimiento deslució lo más mínimo el espectáculo que nos dejó a todos con una sonrisa en la cara.
Después de los talleres volvimos a nuestras tertulias y aprovechamos para cenar un poco antes de coger los coches y subir a la zona de observación. En esta ocasión ni Roberto ni yo llevamos telescopios, queríamos dedicarnos a hacer algo de fotografía. Yo tan solo cogí mis prismáticos y la cámara y ayudé a Roberto con el trípode de su montura, de nuevo los Robertos al ataque, madre mía que peligro. Cuando llegamos a la explanada se notaba más ambiente que la noche anterior, la concentración de espejos por metro cuadrado había aumentado considerablemente ¡Y que espejos! Había por allí un par de dobson de 50cm de apertura ¡Impresionantes las imágenes de Andrómeda y M13 a través de ellos! ¡Se podían apreciar las bandas oscuras de M31 a simple vista… la visión era espectacular! Jesús Carmona además nos permitió observar a través de su binocular, con lo que la sensación de profundidad todavía era mayor, sin duda estas imágenes permanecerán grabadas para siempre en mi retina. Continuamos mirando por algunos telescopios y charlando con la gente mientras dejábamos las cámaras haciendo fotos. Roberto con cámara sobre montura tirando hacia la Vía Láctea y Andrómeda y yo haciendo la sencilla circumpolar con la que se inicia este artículo. Estuve también un buen rato deleitando mis retinas a través de los prismáticos, disfrutando del increíble cielo soriano, tan cercano y a la vez tan lejano para nosotros. La luz de las estrellas en una noche tan oscura crea cierta adicción y no es infrecuente que cuando te vas a dormir después de una noche de observación no puedas quitarte las estrellas de la cabeza y puedas seguir viéndolas con los ojos cerrados, incluso llegar a soñar con ellas.
Domingo
Llegó el día de la despedida, pero había que cerrar AstroTiermes 2010 por todo lo grande así que nos juntamos para hacer la foto de familia y también para hacer entrega de los regalos que generosamente patrocinadores y organizadores cedieron para la ocasión. Quiero hacer una mención especial a Moisés Rojas, compañero de la AAMS y genial pintor que expuso sus obras en la sala de conferencias y que tuvo el detallazo de donar uno de sus cuadros a la organización para que se sorteara entre los presentes.? Todos nos impresionamos al ver su colección y la delicadeza con la que capta los sutiles detalles de la superficie lunar.
Durante la entrega de regalos también se tuvo un generoso detalle con Jesús Carmona por dejarnos observar a través de sus «cañones». No hay forma de dar las gracias a todos los que han hecho posible AstroTiermes 2010, pero el buen ambiente, las risas y todas las cosas bonitas que hemos visto estos días seguro que son el mejor regalo posible.