El Año Internacional de la Astronomía 2009 llega a su fin… pero las ilusiones, las horas de observación delante del telescopio, las charlas con los compañeros de afición y la didáctica de esta ciencia continuarán por muchos años. En mi caso, el 2009 ha sido el año en el que he retomado una afición que tenía un poco abandonada. La celebración del año internacional y la llegada del cometa Lulin en febrero fueron el empujón definitivo que volvieron a engancharme a esta «droga».
El 2009 ha estado lleno de actividades de todo tipo: observaciones públicas, charlas, visitas a museos, exposiciones, concursos … y me ha sorprendido la gran cantidad de aficionados que hay detrás de la astronomía y la gran cantidad de gente que se ha enganchado gracias a estas actividades. La gente se interesa, pregunta, a lo mejor se echa un poco para atrás cuando descubren el precio de un telescopio pero luego se les alegra la cara cuando les enseñas lo que se puede ver con unos simples prismáticos, te comentan bulos que circulan por Internet y tú los rebates una, dos, tres mil veces… 🙂
Para mí la astronomía es una afición y una terapia. Cuando estoy bajo las estrellas me olvido del trabajo, de los problemas, del mañana… solo estamos el cielo, la gente que está conmigo y yo. Cuando estoy con el telescopio todo pierde importancia, me doy cuenta de lo realmente pequeño que soy, de que formo parte de las estrellas y de que haga lo que haga algún día volveré a formar parte de ellas. Es entonces cuando realmente me doy cuenta de la suerte que tengo de poder disfrutar con esta afición. De poder encontrarme a mí mismo.
Es cierto que a veces uno piensa si merece la pena gastarse tanta pasta en equipo, pasar frío, trasnochar, hacer kilómetros para evitar la contaminación lumínica, llevarse chascos con las nubes siempre que hay un eclipse o una lluvia de estrellas… pero todas esas dudas desaparecen cuando acabas de pasar unas horas viendo las maravillas que hay ahí arriba. Y si hace mucho tiempo que no puedo observar y me desanimo entonces pienso en los esquiadores ¿Acaso ellos no se gastan un pastizal en ropa, tablas, esquís y forfaits? ¿Acaso ellos no se hacen un porrón de kilómetros para subir a la nieve? ¿No se hacen daño cuando se caen? ¿Es que no aguantan atascos y colas? ¡Y encima solo pueden disfrutar de su afición unos pocos meses al año! ¡Y qué me dices del cambio climático! … ¿Y yo creo que mi afición es una locura? ¿Que es entonces tirarse montaña abajo con un par de palos en los pies?
¿Somos nosotros los frikis o lo son ellos?