Recientemente los amigos de Svbony me han dejado una unidad del pequeño telescopio Maksutov MK90, el más pequeño de la gama, para que pudiera probarlo.
Soy un gran amante de los telescopios pequeños por motivos obvios. No cuento con un lugar de observación estable ya que vivo en la ciudad y cuando quiero mirar el cielo desde un sitio aceptable tengo que acarrear una gran cantidad de material desde mi casa al garaje, cargarlo en el coche, desplazarme más de una hora, montarlo todo, disfrutar del cielo y recoger antes de volver a repetir el mismo proceso pero a la inversa. Con un equipo grande y pesado se necesitan grandes dosis de voluntad para que la pereza no venza la batalla y animarse a salir.
Por otro lado, los telescopios grandes requieren de unas excelentes condiciones atmosféricas, no hablamos de transparencia, sino de estabilidad o seeing. Son contadas las noches del año que coinciden para un astrónomo nómada como yo en que la atmósfera está quieta y no hay turbulencias para poder aprovechar el máximo potencial de un telescopio de más de 8″. Además, el tiempo que tardan los telescopios grandes en aclimatarse es mucho mayor por lo que tardas más tiempo en poder empezar a disfrutar de la sesión que con un telescopio pequeño.
Obviamente, tras llegar a un buen sitio de observación en altura, con una noche perfecta y cuando el telescopio consigue la aclimatación térmica perfecta la visión de Júpiter o Saturno con un telescopio de 11″ o 14″ es bestial pero ¿Cuántas noches al año puedes disfrutar de esas condiciones? A no ser que tengas un lugar de observación en casa, seguramente serán muy pocas.
Un telescopio pequeño como este MK90 está dentro de la categoría de telescopios que nunca te dará pereza llevar de viaje, cargar en el coche y aprovecharlo en cualquier circunstancia. Eso si, su tamaño está cerca del mínimo que yo recomiendo para disfrutar del cielo. Tenemos que ser conscientes en todo momento de las limitaciones de este tipo de equipos, tampoco le podemos pedir peras al olmo, pero si que conseguiremos muchas horas de diversión, sobre todo para usuarios poco experimentados o poco exigentes. Su virtud está en el aprovechamiento.
Características del MK90 de Svbony
El MK90 es un tubo Maksutov-Cassegrain de dos elementos con una apertura de 90mm y una distancia focal de 1250mm lo que hace de el un telescopio bastante «oscuro» con una f/13.9. El equipo viene sin buscador, diagonal ni ocular así que un usuario recién llegado al mundillo tendrá que hacerse con estos tres básico para poder empezar a utilizar el telescopio, además de una montura, por supuesto, aunque debido a su reducido tamaño y peso ésta puede ser del modelo más sencillo que encontremos en el mercado.
El recubrimiento antirreflejo de las lentes es de tipo AR, mientras que el revestimiento de los espejos es de aluminio y da una precisión de 1/4 lambda. He de decir que en la observación visual fueron notables en estrellas brillantes unos molestos discos de Airy, solo en las estrellas más brillantes.
Cuenta con salida para 1,25″ y un enfocador sencillo de una velocidad. Como ya he dicho el tubo no incluye buscador, solamente trae los tornillos de sujeción para éste (un buscador de punto rojo será suficiente) y una pequeña cola de milano, demasiado pequeña de hecho, ya que puede resultar imposible hacer un buen equilibrado si ponemos oculares pesados. El enfocador es pequeño y al tacto demasiado suave, lo que dificulta en ocasiones un correcto ajuste.
El Mk90 es colimable mediante el ajuste de 3 grupos de tornillos (cada grupo está formado por un tornillo negro de tracción y un tornillo plateado de empuje). La llave allen necesaria no venía incluida en la caja que recibí pero pude usar una que tenía por casa. No obstante el telescopio venía casi perfectamente colimado de fábrica y solo tuve que ajustarlo un poco. La colimación la hice usando el patrón de círculos concéntricos que se consigue al apuntar a una estrella brillante y desenfocarla un poco.
He probado el equipo tanto en visual como en astrofotografía. En visual utilicé oculares de entre 8 y 24mm y una diagonal que tenía por casa (la diagonal no viene incluida en el tubo de Svbony). El tubo se comportó bastante bien en planetaria entre 24 y 12 mm. Con 8mm la imagen era borrosa y se notaba ya pasado de aumentos aunque he de decir que tampoco he encontrado un día con la atmósfera perfecta para hacer pruebas. En Júpiter se distinguen bien las bandas y poco detalle más mientas que en Marte se puede apreciar la tonalidad blanquecina del casquete polar.
Para cielo profundo estamos ante un telescopio muy oscuro con el que no conseguiremos observar decentemente la gran mayoría de nebulosas y galaxias. Este no es su objetivo.
Donde si disfruté mucho fue en la observación lunar. La precisión de detalles y el contraste de las imágenes lunares fueron de mi agrado y estuve paseándome un buen rato por la superficie de nuestro satélite observando cráteres, fracturas, valles y escarpaduras con bastante comodidad. El único pero fue el persistente reflejo en uno de los laterales procedente de la Luna, desconozco si por ineficacia del tratamiento antirreflejos o bien por algún reflejo interno del tubo (hay un par de tornillos que asoman en la parte interior que son los encargados de sujetar la cola de milano).
En astrofotografía, pese a no poder disfrutar de cielos estables los días que he hecho pruebas si que pude conseguir algunas imágenes de Júpiter donde se aprecia incluso la GMR. La oscuridad del tubo obliga a subir bastante la ganancia de la cámara pero permite jugar con los planetas.
Utilizando grandes sensores como una cámara réflex (la 6D en mi caso con sensor Full frame) es apreciable un gran viñeteo, algo que parece bastante típico de los tubos Maksutov ya que en mi Mak127 también sucede. No son tubos pensados para astrofotografía de cielo profundo, no es su función. Lo importante es que no había señales de cromatismo y eso, para un equipo que vamos a usar sobre todo en observación y fotografía lunar es fundamental.
En definitiva este Mk90 de Svbony puede ser un buen punto de partida para nuevos aficionados que no quieren hacer un gran desembolso y que van a utilizar habitualmente este telescopio para observar la Luna o el Sol (con filtros homologados siempre) u ocasionalmente planetas. Además es un tubo que por su tamaño y peso es fácilmente transportable. Para observadores más veteranos o exigentes, siempre que el bolsillo lo permita, recomendaría subir en la gama al modelo de 127mm que sigue aportando la versatilidad de un tamaño y peso contenidos pero ya ofrece mejoras considerables por su mayor apertura.
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