La noche del 10 al 11 de octubre de 2024 será recordada, junto con la del 10-11 de mayo, como una de las más inusuales al poderse observar hermosas auroras boreales en toda Europa, incluso desde latitudes tan bajas como España.
Todo comenzó hace unos días cuando las regiones AR3842, AR3844 y AR3848 emitieron varias fulguraciones de tipo X. El día 7 se produjo una fulguración X1.0 en AR3844 que estaba cerca de AR3842, que a su vez acaba de generar una llamarada X2.1 en el limbo oeste. Este evento fue de larga duración. ¿Hubo alguna interacción magnética entre las dos regiones que causó la llamarada posterior? Este evento tuvo una CME muy brillante como se puede apreciar en las imágenes. Aunque parecía que no iba a ser geoefectiva sí que podría alcanzarnos de refilón.
Tenemos que tener en cuenta que el campo interplanetario ya estaba bastante alterado por varias tormentas solares producidas en días previos (incluso tuvimos una fulguración de tipo X9 y otra de tipo X7.1 que llegaron a la Tierra con escasa velocidad y tuvieron relativa repercusión).
En la madrugada del 9 de octubre la región AR3848 emitió otra fulguración de tipo X1.8. Esta región si que se encontraba en el centro del disco solar y era geoefectiva. Esta explosión duró más de cinco horas, tiempo suficiente para levantar una enorme eyección de masa coronal de la atmósfera del Sol. Los coronógrafos del SOHO detectaron una eyección de masa coronal brillante y de rápido movimiento que se dirigía directamente hacia la Tierra. Los modelos de la NOAA y la NASA coincidían en que la eyección de masa coronal impactaría nuestro planeta a última hora del 10 de octubre. Los meteorólogos de la NOAA pronosticaron una grave tormenta geomagnética de clase G4.
Finalmente el día 10 a las 15:00 UTC recibimos el impacto de la CME. Con valores de la componente Bz rondando los 40nT la cosa pintaba bien. Además la polaridad de la tormenta solar era negativa algo que es de gran importancia ya que permite una atracción de las partículas con el campo positivo de la magnetosfera de la Tierra.
En cuanto anocheció en Europa no tardamos en empezar a ver fotografías de auroras púrpuras y rojizas desde muchos lugares en latitudes relativamente bajas. En latitudes un poco más altas como UK se pudieron ver tonalidades verdosas. Eso es así porque la parte superior de las auroras es de color rojizo y por la curvatura de la Tierra desde las latitudes bajas no podemos ver las zonas inferiores de la aurora.
¿Por qué hemos visto auroras con una fulguración X1.8 y no con la X9 de la semana pasada?
Parece claro que hay varios factores que afectan a la probabilidad de ver auroras en latitudes bajas. No se trata solamente de la intensidad de la fulguración sino que hay que tener en cuenta la duración de la misma, la orientación y posteriormente la densidad de partículas, la velocidad del viento solar y la polaridad de la CME. El estado en el que se encuentre el medio interplanetario también parece tener un efecto considerable tal y como pudimos ver en las auroras de mayo donde varias tormentas «barrieron» el medio interplanetario dejando vía libre a la última CME que fue la que produjo las auroras que vimos.
En el caso de ayer parece que la duración del evento y la densidad de partículas fueron un factor importante, además de la polaridad negativa (Bz-).
He intentado sondear en redes sociales opiniones entre los que han podido observar ambos fenómenos y una gran mayoría coincide en que el evento de mayo fue más intenso que el de anoche, aunque por poco. Personalmente no puedo dar una opinión imparcial ya que en mayo estuve viendo las auroras desde Guadalajara, sin contaminación lumínica ni luna y cielo despejado mientras que anoche me desplacé al entorno de Campo Real, con mucha contaminación lumínica, luna iluminada al 50% y nubes. Además no estuve mucho tiempo, parece que el pico de actividad se produjo en torno a las 01:00-01:30.
He de añadir que en un principio yo tuve una postura muy incrédula con respecto a la posibilidad de volver a ver auroras en España. El hecho de que habíamos tenido varias CMEs potentes durante los últimos meses y no habíamos vuelto a ver auroras reforzaban mi postura escéptica. Haber visto en dos ocasiones auroras este año desde latitudes tan bajas da una idea del potente máximo solar en el que nos encontramos (y parece que el hecho de que nos encontráramos en primavera y otoño próximos al equinoccio también ha supuesto un factor favorable gracias al efecto Russell-McPherron).
Insisto en que hay que dar la importancia que se merece a este evento. Sigo pensando que ver auroras boreales como éstas desde nuestra latitud es algo muy excepcional. Anteriormente, en muy contadas ocasiones durante los últimos años, se han podido ver auroras pero normalmente han requerido de cielos muy oscuros para poderse apreciar mínimamente. Disfrutemos de este inusual espectáculo de la naturaleza bajo nuestros cielos boreales.
Muchas gracias Roberto por la información sobre la aurora boreal de anoche